ID:   00000153

FECHA:   2 / 7 / 1889

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RESUMEN:
Alcalá Galiano solicita a Galdós que intervenga en su favor para que le den un puesto de trabajo en Madrid. Felicita al escritor por su reciente entrada en la Real Academia y le anima a que haga planes para su futuro viaje aunque él ve muy dificil poder acompañarle.

TRANSCRIPCIÓN:

Newcastle- on Tyne, julio 2/889
8Mi muy querido Benito: antes de contestar a tu carta del 12 empiezo por enviarte mi felicitación y aplauso por tu triunfo académico y por el desagravio con que la corporación que limpia fija y da esplendor ha lavado su literario pecado eligiéndote por unanimidad como uno de sus más ilustres, ilustrados, limpios, fijos y esplendorosos de sus individuos. 
Y ahora dejando las glorias del espíritu entremos en las fatigas de la materia: es decir entremos en materia. 
Lo mismo que tú te excusas por tu tardanza en escribir lo hago yo hoy por la mía motivada por quehaceres y preocupaciones a que hoy pongo este amistoso paréntesis. 
Como la cuestión para ti más urgente es la relativa a planes de viaje para este verano, te diré que los formes con completa independencia de mí pues yo, por circunstancias que te diré luego, estoy en un mar de incertidumbres y dificultades que no sé cómo resolveré. Por las economías introducidas en los nuevos presupuestos, aun no discutidos en las Cortes, se va a suprimir el cargo de Vicecónsul en este consulado y esto, cuando suceda, no solo me sujetará más si no que afectará gravemente a mi bolsillo pues tendré que nombrar y pag [tachado] un Canciller y pagarle de mi bolsillo si el Ministerio no atiende a la petición que haré de que /e/ le paguen allí un sueldo. Además un nuevo y archiestúpido [sic] Reglamento de Contabilidad que, con la inconsciente firma de Vega Armijo, nos han impuesto desde 1º de julio, complica tanto el trabajo y envuelve de tal modo en las redes y trabajas administrativas y oficinescas que dificulta mi libertad de acción y alejamiento de esta oficina. Así, pues, forma tu plan y si vienes por aquí te seguiré a Escocia o a las regiones anglo-shakesperianas y acaso a la Escandinavia según apuntas en tu carta; pero todo esto depende de circunstancias más o menos problemáticas. Mi ida con Mary a Francia no la veo muy fácil y acaso tenga que reducirse a breve escapatoria a la Exposición y alguna ascensión a 300 metros sobre el nivel del Mal (es decir de la Humanidad) por los peldaños de la torre Eiffel. Todas estas cosas las cuchichearemos si te pasas por aquí. 
Más grandes que mis deudas víajatescas[subrayado] son las que /me/ asaltan, perturban y casi aniquilan en la cuestión de que me hables, relativa a mis pretensiones consulares y a las buenas disposiciones de mi bueno y antiguo amigo Fernández Jiménez. Si esas disposiciones y promesas han de ser fecundas y de resultados prácticos, tangibles, inmediatos, es necesario que la intención se convierta en acción. Doce años de rumiar promesas como un buey me han hecho mirar como paja el pienso de las palabras y deseo el grano de las realidades. Ahora bien como esta maldita, amarga y espinosa carrera consular, no tiene ni presente por su situación ni porvenir por sus cansinos horizontes y términos; como a ella solo le debo haberme quedado sin patria, familia, amigos /y/ (salvo tú) protectores; como ella me ha hundido en el olvido y la oscuridad y ha triturado mi cuerpo y mi alma, claro es querido Benito, que mi principal deseo /es/ salir de ella cuanto antes. Para ello lo primero que /debo/ hacer es estar ahí en Madrid y de ahí /nace/ mi natural pretensión de volver al Ministerio. Pedir, como pido, el ascenso a Cónsul de 1ª clase sólo[subrayado]  en Europa[subrayado]  es inutilizar las buenas intenciones de cuantos por mí se interesan, pues responden siempre que harán cuanto puedan en cuanto haya ocasión[subrayado]  y como la ocasión no ha de llegar, si ellos no la promueven, y como los cónsules de esa categoría en Europa se agarran (y hacen bien) como lapas a sus puestos, se me han pasado más de doce años oyendo ese amable estribillo y no quisiera consumir otros doce años y morir oyendo esa eterna copla. Si en el Ministerio jubilaran, como deben por Reglamento, a los Cónsules Generales o de 1ª mayores de 60 años, entonces podría haber una combinación de que resultara mi ascenso a 1ª en Europa. Pero con esto ni sueñan, por lo cual seguir pidiendo tal cosa es para mí pedir no la luna sino el planeta Neptuno. Hay pues, que variar de rumbo y hasta de brújula.
Puesto que no pueden o quieren hacerme Cónsul de Europa[subrayado]  de 1ª clase mi pretensión se concentra en ir al Ministerio a toda costa y puesto que pretenden (no sé en virtud de qué, pero es que así lo piensan) que ir al Ministerio con más sueldo de los 20.000 rs que ya tengo equivaldría a doble ascenso, si es humanamente imposible llevarme allí con más de esos veinte te [sic] mil, entonces que me lleven sin ascenso y solo con mis veinte mil reales[subrayado]  actuales para [tachado] que no digan que pido lo imposible y que el olmo no da peras. Triste me será en verdad cuando tantos entran y salen en el Ministerio cuando quieren; cuando mi pariente Antonio Alcalá Galiano que dejó la carrera porque quiso; se metió a político y es conservador enragé, es menor en edad y servicios que yo y le tienes ya de Cónsul General en Argel a los dos años de volver al redil de la carrera; triste es repito, después de haber perdido más de doce años esperando y confiando en falsas protecciones, perdiendiendo [sic] salud, tiempo y todo menos el honor[subrayado], tener que resignarme a volver sin un miserable ascenso, sin que mis servicios[tachado] antecedentes en el Ministerio y servicios especiales (que por lo visto allí han olvidado) me sirvan de recomendación para subir un solo peldaño de esa escalera por donde tantos trepan sin más merecimientos que yo. 
Si, pues, allanado así el camino todavía no hallan modo de llevarme al Ministerio (donde a los cónsules nos miran con asco y prevención) Sin ascenso y con mil veinte mil, [subrayado]  solo pido que lo oigan con noble franqueza y entonces trabajaré para salir de estos aborrecibles y hasta humillantes Negocios Extranjeros y entrar en otro Ministerio, Gobernación por ejemplo, o alguna empresa particular. En fin el caso es saltar de este atolladero sin saluda, volver a Madrid y allí con el poco encéfalo que me resta y la tinta de mi tintero ver de abrirme camino más florido, y crearme posición más personal y menos anónima que esta estúpida misión de Agente de negocios de mercachifles y marineros.
¡Cómo! Es posible que no haya modo de que yo vuelva a España, país clásico del favoritismo, nepotismo, caciquismo y audacismo? ¿No sirvo yo para nada más que para despachar barcos? ¿Son en el Ministerio todos tan Metterniches[subrayado]  que yo aparezco un limpiabotas indigno de diplomatear [sic] [subrayado] entre ellos? Si es así que me despidan; si no que me equiparen, puesto que allí /hay/ secciones de comercio, cancillería y subsecretarios de carácter y servicios tan consulares como diplomáticos. En fin por lo dicho me entiendes y trata de resolver mi situación o de extraerme como un tumor, con el bisturí de la verdad, las ilusiones de pretendiente que aún me molestan. Basta de palabras: un no[subrayado]  redondo como una plaza de toros antes que esos veremos, trataremos, cambiaremos[subrayado]  de que ya estoy hidrópico.
Espero con tu llegada la del Fusilamiento de (mi tío) Torrijos. [subrayado]
¿En qué siglo acabará ahí la discusión de si a Martos le silbaron o si se puso el sombrero? ¡Qué vergüenza! ¡Qué país de loros! ¡Qué charlar! Casi merece que le mande nuestro compañero aquel del vaporcito del Lido a Venecia. 
Mary te escribirá pronto y hoy te envía sus afectos. 
Da los míos más expresivos a tus hermanas, acúsame en dos letras (no de cambio) el recibo de estos garabatos; tenme al corriente de tus planes y sabes te quiere como hermano y te agradece todo como amigo tu invariable
Pepe

NOTAS:

Las hermanas aludidas son Concha Pérez Galdós y Magdalena Hurtado de Mendoza