ID:   00001833

FECHA:   12 / 7 / 1902

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RESUMEN:

Grandmontagne habla a Galdós de su crítica literaria como periodista y, extensamente, de la simbología que persigue un drama suyo. Le alaba como renovador en el teatro y le reconoce como maestro.

TRANSCRIPCIÓN:

Francisco Grandmontagne

Buenos Aires, junio 12/ 902

 Sr. D. Benito Pérez Galdós

Madrid

Mi respetable amigo y querido maestro:

Por conducto del portador, mi muy querido amigo Braulio Echeverría, a quien tengo el gusto de presentarle, enviole mi más afectuoso saludo.  –  Hace tiempo le envié el número de “El País“ en que hice la presentación de los “Los Ayacuchos” número que Vd. me pedía en su carta. Juntamente le remití un librito conteniendo tres estudios de sociología popular americana. No sé si lo habrá Vd. recibido.

La compañía de María me anunció la representación de “Alma y vida” (traducción de Napoli -Vita); pero no se ha representado aún. Quizá la representen a su vuelta de las provincias y Montevideo. Me interesan muchísimo sus esfuerzos innovadores en el teatro y creo firmemente que logrará usted sacudir las telarañas de la casa de Calderón.

Mi amigo es portador de un drama mío “El Avión” para la compañía de Díaz de Mendoza. Allá veremos lo que sale; digo en él algunas verdades de grueso calibre que no sé como caerán ahí. Mi obra quiere sintetizar la lucha entre el catolicismo militante español (militante en política) y la revolución ecuménica del mundo y, especialmente, del Norte de España: En suma: el carlista ante la transformación de la industria vascongada, o sea el paso de  la ferrería antigua a la fábrica. Combato el descendimiento de la Iglesia a la política, con lo cual sale perdiendo la política y la Iglesia, el orden social y la paz del país, que buena falta le hace para poder orientarse en alguna forma. La Iglesia española no cobrará prestigio y augusto respeto mientras no se aleje de las luchas políticas, en las cuales, según veo, no hay hombre eminente que no se gaste y desprestigie enseguida. El español es, étnicamente, anárquico, o guerrillero, que es igual: de aquí que no pueda resistir ninguna clase de jefatura duradera. En tal sentido, mi obra ataca, o quiere atacar, muchas cosas que me parecen funestísimas en España. Estas cosas las he visto con ojos de extranjero, pues salí muy niño de mi país. El sentido íntimo de la obra se funda, por lo tanto, en el espíritu histórico y en mi observación del pensamiento español seguido a la distancia en sus manifestaciones filosóficas y literarias. Más que “El Avión” debería titularse mi obra “El Avión en el suelo”, pero me ha parecido largo. Ya sabe Vd. que el avión es una máquina de volar; cuando por cualquier accidente cae a la tierra, es pájaro muerto, no puede levantarse. El símbolo de toda la obra consiste en esto, en que las evoluciones industriales y económicas le han obligado a descender a la tierra, a la realidad. ¿Se levantará?  ¿Podrá buscar altura para elevarse de nuevo? No se imagina Vd. cuánto he pensado en esto. En la técnica me he sometido, aunque de mala gana,  a los cánones teatrales. Si logro conquistar auditorio, seré luego más personal. Usted va preparando los oídos del público y haciendo espíritu, labor alta que hemos de amar mucho los que venimos detrás.

Manténgase bueno y fuerte, trabaje menos; y mande cuanto guste a su joven amigo que tanto le quiere y admira

Francisco Grandmontagne

RESUMEN