ID:   00001872

FECHA:   7 / 7 / 1894*

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RESUMEN:

La actriz desmiente lo publicado en la prensa respecto al ciego apoyo de PG, secundando los planes de María Guerrero para convertirse en empresaria del teatro Español (Madrid). El dramaturgo no le dará Los condenados, pero le promete una obra ambientada en el siglo XVIII .

TRANSCRIPCIÓN:

Pamplona: 7 de Julio: Mi queridísimo Dn. Benito: Acabo en este momento mismo de recibir su carta, que me causa un disgusto grandísimo. Primero, principalmente y antes que todo, porque nunca hubiera pensado, aunque me lo aseguraran que V. pudiese dar crédito a lo del suelto de los periódicos: Que haya V. pensado ni por un momento que mi Padre y yo hayamos sido capaces de tomar su nombre nunca. ¡Ah! Eso, Dn. Benito no lo esperaba de V. Eso ni mi Padre ni yo somos capaces de leerlo. Sueltos, noticias, que ellos dan y ellos mismos desmienten y se contradicen unos a otros, no son dignos de que uno se fije en ellos, y a broma lo tomamos al leerlo y dijimos: "Qué barbaridad". Figúrese V. el efecto que me habrá causado el leer en su carta "tome V. mi nombre, haga el uso que quiera, pero en otra forma". No, eso sí que no lo consiento. Contaba sí con su protección de V. y sigo contando a pesar de la carta, porque sé positivamente que V. diga lo que diga no me abandonará nunca. Estoy conforme con V. en que no hay público en Madrid más que para un teatro serio: el nuestro era una olla de grillos; por eso me voy; pero no hablemos ya de mi separación; se hizo, no tiene remedio ¿a qué hablar de ello? Yo no me voy en son de pronunciamiento, voy a intentar trabajar en serio no me llevo los autores, me siguen aquellos que tienen confianza en mí, y la evidencia que V. también debía tener de que en esta casa no tienen más que un solo amigo, yo. Recuerde V. bien que cuando hablábamos de "Los condenados" yo le decía a V.: "sobre eso no puedo decir nada: en eso me callo". Y solo al decirme V.: "diga cuanto se le ocurra" dije con toda mi alma la verdad, lo que se me ocurría, no podía ocurrírseme otra cosa. V. me dice que dará la obra a Mario, porque se lo ha prometido. Por eso no quería yo hablar porque no debía hacerlo; conste que V. ha tenido la culpa. Ahora sí, ahora puedo; con su ofrecimiento de V. hablaré muy alto. La de Carlos III es mía, ofrecida a mí, y ahora me toca a mí el no dejarle a V. vivir para que por lo mismo que V. no fija plazo, se concluya lo más pronto posible: yo debo ser la preferida porque le quiero a V. más que ellos. Esto sí que lo digo, sino [sic] reviento. La compañía dice V. que será mediana; será lo que Vds. digan, porque no se formará sin que Vds. me digan: necesito a Fulano a Zutano etc. y eso sí le suplicaría que me mandase para mí una listita de las principales figuras que necesitaría; lo mismo he hecho con Dn. José y Guimerá y haré con las obras que vengan, y al que pidan todos lo buscaremos... en la luna si es preciso. Para ello necesito que V. no diga de este proyecto ni una palabra a nadie. Es cosa nuestra. Dice V. que tengo enemigos (¡ya lo sé!) y que llevándome los autores tendría muchos más. Es lo mismo que decir: "para combatir esos enemigos tire V. las armas". Mis armas son las obras y mi trabajo; y eso sí, me hundiré, pero llevaré la satisfacción de haber intentado trabajar en serio: no es otro mi delito. Buscar formalidad donde sea. En cuanto a lo de prescindir de V. por tener otras obras, eso es lo mismo que decirme que me meta en mi casa y no trabaje; no, de V. no prescindo. V. me ayudará, V. trabajará para su Mariquita, irá V. a verla a su cuarto, se pasará V. allí todo el tiempo posible, le gustará a V. el teatro porque allí estará ella: eso del juramento no lo creo ni es verdad; ¿qué culpa tiene la casa de lo que hacen los que están dentro? No se le puede ocurrir a Dn. Benito una cosa como esta. ¿Que si me voy a enfadar con V.? ¡Otra le pego! Si eso no es posible; Dn. Benito podrá V. haberme dado un disgusto muy gordo con lo de pensar que hubiésemos hecho una cosa tan fea como... eso sí; eso ha sido una crueldad horrible y una injusticia fenomenal, pero nunca se me podía ocurrir enfadarme porque después de todo una carta de V. sea como sea no la merezco: únicamente puedo decir para mí: "¡Qué lástima, yo que creí que Dn. Benito me conocía y me quería! enfin [sic] el tiempo me dará la razón" [sic]. Y se acabó. ¿Recibió V. un telegrama sobre el estreno de "La de Sn. Quintín"? Papá le manda un abrazo; y eso que se ha puesto como una furia con lo que dice V. del periodiquito. Ea, hasta otra; contésteme a escapito a escapito. ¡Viva Carlos III! Mueran los "Condenados". ¡Ay, mi Chesa! [¡]Ay mi Salomé! Por supuesto que me hace V. mucha gracia: "No cuente V. conmigo". Sí, por supuesto, no hay más que sin más ni más decir: "Ahí queda eso". Eso sería una infamia y V. no las hace, sobre todo conmigo. Ea, basta de carta he dicho. Que me conteste V., que me conteste V. que me conteste V. ¿Cómo me llamaré en... Carlos III? Ya ve V. que me conformo, que no me enfado. ¿Cómo me llamaré? [¡]Ah! que no se olvide V. de mandarme esa notita que le pido. V. cree que es una locura, pero déjeme V. probar, a ver si la compañía es mediana. Todo esto parece el cuento de la lechera, porque todavía no tenemos el teatro, y ya hablamos, hablamos. Estaremos aquí hasta el 15 o 16. Espero carta. Sabe que le quiere siempre, siempre su Dª Mariquita [rubricado]

(*) probable