ID:   00000233

FECHA:   12 / 2 / 1877

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RESUMEN:

El remitente comunica a Galdós  su interés por la novela Gloria, y su dificultad para encontrarla en los Estados Unidos. Le critica ciertos defectos de resoluciones de trama y personajes en Doña Perfecta .

 

TRANSCRIPCIÓN:

Estados Unidos.

            Care of Spanish Minister

              Washington 12 Febrero 1877

                Sr. D. Benito Pérez Galdós

                                    Mi querido amigo:

una tarde y en uno de los gratos y confidenciales coloquios que con V. sostenía en su gabinete de la calle de Serrano, me habló V. del proyecto que en su mente agitaba respecto a una novela, cuyo eje sería la gravísima y trascendental cuestión del celelibato [sic] eclesiástico. Al leer ahora en los periódicos de Madrid últimamente recibidos en esta, algunas noticias, elogios y juicios –siquiera un tanto vagos- acerca de la última producción de V.: Gloria, he creído adivinar en ella el planteamiento y no sé si la resolución, en forma novelesca, del problema de que V. me habló. He comprendido, además, que la tal novela ha alcanzado y con justo título las proporciones de un suceso literario, lo cual es tanto menos de extrañar cuanto que si V. no mereciera un premio por su inteligencia lo merecería por su laboriosidad.

            Mal de mi grado me había avenido a no leer ninguno de los temas que forman la segunda parte de los Episodios Nacionales y que por diversidad de motivos no había hallado a mano; no pude, en cambio, resistir el deseo de conocer Doña Perfecta, apenas supe que podía comprarla en la  administración de Las Novedades de Nueva York; pero ni Gloria estará a la venta en este país, a lo que presumo, hasta de aquí a algún tiempo, ni yo me avengo a adquirir ese libro de segunda mano cuando sé que es la obra capital de V.  y cuando me [¿engrío?] con la pretensión de cierto derecho a poseerla pues tuve tiempo ha indicios de  su concepción.

            ¿Me permitirá V. -con este motivo y cediendo a mis costumbres de crítico ameno perdidas- manifestarle que me sorprendió sobremanera el ver que en Doña Perfecta incurría V. en el mismo defecto que en La Fontana de oro  (defecto que  V. mismo me dijo en una ocasión que reconocía) de cortar trágica, cruel y atropelladamente el argumento? ¿Por qué después de pintar de mano maestra con la pericia de Dickens y la gallardía de Juan Valera, los tipos de Orbajosa sosteniendo en los brazos de la comedia toda la trama, la desenlaza V. de pronto con el puñal de Melpómene? Es verdadera sevicia en V. crear tipos como los de Pepe Rey y Rosario, que enamoran desde luego al lector, que merecen venturas como se captan simpatías, y después de someterlos durante la novela toda a la cuestión de tormento, en vez de libertarlos de aquel implacable Santo oficio enviarlos a la muerte, /o la locura,/ cual odiosos criminales.

            Como V. comprenderá estas censuras, que con petulancia acaso me permito, demuestran palmariamente una cosa y es que da V. tal vida a sus figuras que uno las ama o aborrece como si fueran seres humanos.

            No olvide V. pues, querido amigo, que, como los devotos, espero la Gloria.

                                    Suyo siempre afectísimo

                                                                       Luis Alfonso