ID: 00001832
FECHA: 20 / 10 / 1910
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RESUMEN:
Grandmontagne acusa recibo a Galdós de su agradecimiento por un envío de prensa con críticas suyas sobre Electra. Alaba su obra y su intención regeneracionista. También le habla de la vida literaria bonaerense y de la idiosincrasia de ese pueblo y le aconseja cómo editar provechosamente allí.
TRANSCRIPCIÓN:
Francisco Grandmontagne Buenos Aires, octubre 20/ 901 Sr. D. Benito Pérez Galdós Madrid Mi respetable amigo y muy querido maestro: recibí su cariñosa carta del 15 de mayo, y celebro que mi pobre artículo sobre su labor teatral fuera de su agrado. Su acción en el moderno teatro español me interesa muchísimo, pues veo el espíritu de innovación que le anima y lo mucho que le cuesta a Vd. sacar los ojos espirituales de los españoles de los cánones consagrados, en ese nuestro muy amado país donde todo se vuelve cánones. Quiere Vd. mucho de un golpe al intentar proscribir de la escena las carreras y los encontronazos, los toros, en una palabra. – De su teatro de Vd. sólo nos ha dado la Guerrero este año La de San Quintín [subrayado] que aquí gusta mucho, aparte la belleza de su estilo, por su espíritu democrático y por las interioridades [subrayado] que tiene. Es una far [sic] original y muy bella de la idea socialista. La Guerrero la representa muy bien; es quizá uno de sus mejores papeles, pues lo que interpreta con más feliz acierto son los caracteres exentos de violencia. En un estudio sobre ella he dicho que es la actriz de la ternura, del cariño y del regocijo: en la cuerda dramática hace muy bien la congoja. Ha sido muy buena en su última campaña aquí, gran abono y muchos aplausos. Hay verdadera simpatía con ellos aquí, donde tan pocas simpatías tiene lo español. Y es que Díaz de Mendoza, además de un actor y un director excelente, es hombre de gran talento social y ha sabido manejar su empresa admirablemente. Dada la horrible crisis económica porque [sic] atraviesa este país, no cabe mayor éxito. En el número de septiembre de Nuestro Tiempo [subrayado] habrá visto Vd. un estudio mío sobre la decadencia del espíritu español en América, y la guerra que aquí se hace a toda procedencia moral española. Como todo cuanto sobre esto pudiera decirle aquí ahora, lo digo allí, me atrevo a suplicarle lo lea si es que no lo ha leído, pues conviene esté Vd. en antecedentes sobre este fenómeno por si, como he visto anunciado varias veces, se le ocurre hacernos una visita. – De su Electra [subrayado] se han hecho aquí algunas ediciones que a Vd. no le habrán producido nada. Me permito hacerle la siguiente indicación para el porvenir. Cuando escriba Vd. alguna obra que por su carácter agitador se preste a un negocio de librería, debe Vd, antes de editarla en España, venderla a un editor de Buenos Aires, con contrato legalizado, localizando así la propiedad, con lo cual se hace respetable el derecho del editor de aquí. Es la manera de burlar la falta de tratado literario. Sobre esto hay sentada jurisprudencia en casos presentados por "La Nación", con algunas reproducciones de novelas francesas. Cualquier informe que necesite sobre estos asuntos, puede mandarme con toda franqueza. La vida literaria es aquí pobrísima, y además sin orientación de ningún género. Esta sociedad bonaerense, mixtiforme y deforme, no ofrece las grandes líneas definidas de los pueblos hechos, por lo cual, al querer hacer sobre ella una psicología literaria, es como pretender levantar una estatua sobre un montón de gelatina. Por otra parte la vida económica lo absorbe todo. Por todo esto y otras muchas causas, la vida literaria casi no existe. Le remito el número de El País [subrayado] en que escribí el artículo de presentación de Los Ayacuchos [subrayado]. Es un trabajo ligero, indigno de su obra novelesca; pero el tiempo y el espacio no daban para más, ni quizá, aunque lo dieran, fuera yo capaz de cosa mejor. En fin, ahí va para satisfacción de su curiosidad. Le mando también un pequeño libro que acabo de publicar, tres estudios de sociología popular. Ahora estoy engolfado en un drama, El Avión [subrayado], que representará el año próximo Díaz de Mendoza. Me propongo meter en él la decadencia de España, algo entre simbólico y realista. Allá veremos lo que sale. Estoy contento de mi plan y trabajo en la obra con ahínco. Mándeme cuanto guste. Y consérvese bueno y fuerte para que siga trabajando por esa España cuya regeneración única está en los volúmenes que Vd. ha consagrado a orientarla en el sentido real de la vida. Le quiere tanto como le admira su amigo de Vd. Francisco Grandmontagne S/C Avenida de Mayo 781.
NOTAS:
El artículo a que se hace referencia en las primeras líneas de la carta apareció en Electra de Madrid el 6 de abril de 1901 bajo el título de Galdós dramaturgo. El ensayo sociológico que Grandmontagne envío a Galdós debe de ser Vivos, tilingos y locos lindos (Buenos Aires, 1901).