ID:   00000099

FECHA:   30 / 1 / 1896

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RESUMEN:
Alas felicita a G. por el triunfo teatral de Doña Perfecta y le da su parecer sobre cómo debería ser su camino en ese género. Le comunica proyectos teatrales propios y le habla de María Guerrero.

TRANSCRIPCIÓN:

Oviedo, 30 de enero – 96

Mi querido don Benito: mi enhorabuena más cordial por el gran triunfo de doña Perfecta. Acabo de leer veinte periódicos, militares, inclusive, y resulta que ha sido un gran triunfo y que la cosa es de grandísimo efecto. Creo que creerá Vd. en mi gran alegría —Opino que tiene Vd. una mina de aplausos y otra de plata en su obra novelesca, Episodios inclusive. Sin perjuicio de que Vd. escriba teatro nuevo[subrayado] y sin novela[subrayado] , debe estudiar sus obras todas para ir sacándoles dramas patrióticos, /comedias/ de costumbres antiguas (cosa nueva en el teatro, fíjese) (Pipaon – Balaguer, v. gr.) comedias y dramas contemporáneos [subrayado]. Acertará Vd. unas veces mejor que otras con el jugo y la forma dramática, pero lo general será acertar y sobre todo interesar[subrayado] al gran público. Vaticino para doña Perfecta muchas representaciones en toda España y muchos años de repertorio.
Lo que debe Vd. hacer, sea teatro nuevo, sea de novela, es imponerse a empresas y cómicos, no consentir que nadie le peine[subrayado] las obras como si fueran carros de hierba, ni le mutile los caracteres, disloque las frases y convierta en anodino lo que no lo era según Vd. lo ideó. Trabaje Vd. sin pensar en el público, dramáticamente, sí, pero como si la escena fuese cerrada, pero con cuatro paredes. Cuando Vd. hace eso le sale mejor.
Necesita Vd. mucha energía en su trato con los cómicos.
Me ha hecho gracia lo que me dice del Español y del caballo —padre de María—. Yo tengo todo un poema de tal papá, que acaso publique si Mariíta no vuelve en sí y me trata como merezco. No saben quién soy yo. A mí no me enfadan de veras nunca las injusticias de las personas a quien considero imbéciles, despreciables; pero cuando un ser racional a quien, sin fianza, he dado algo de mi aprecio leal, (y María estaba en ese caso) me hace una... yo le sé cobrar intereses enormes. Tal vez la habilidad y la calma y espera que tengo para casos tales sea una de mis condiciones, si no más meritorias, más sobresalientes.
Es el caso que María no contesta a mis cartas hace no sé cuántos meses: una era urgente, de repuesta necesaria, con un documento que le mandaba devolverme... y nada. Además, temo que ha recibido mal a un recomendado mío. ¿Por qué está enfadada? Creo que por un artículo de la Ilustración, que adjunto le remito, para que Vd. juzgue, pues da la casualidad que lo copia un periódico americano.
Si, dice Vd. bien; es muy desgraciada la pobre María. Hay allí mil causas de descomposición y ruina, si no se remedia todo con energía. 
Después de anunciarme “La Millonaria” (título que me pidió ella por telégrafo) nunca me contestó a esto. Mire Vd. que yo no trabajo si no me dice Vd. que está dispuesta a hacer de anciana. Y la Millonaria[subrayado] (que creo que es un buen asunto; nuevo y fuerte) está sin hacer, a no ser allá por dentro, dónde nació con principio medio y fin.
El caso es que yo que era tan amigo de Palencia y la Tubau (el preceptor de sus hijos yo se lo busqué) creo que los tengo algo torcidos, por mis aficiones guerreras. Y además, aunque la edad de la Tubau era mejor, y la compañía es mejor... no me puedo figurar mi doña Carmen en la Tubau. Y en la Guerrero sí... en calidad de tortas.
No transija Vd. ¡Abajo el tapicero! Si viera Vd. qué cosas dijo... ¡en Berlín! ¡Llamaba latero[subrayado] a Goethe!
Le escribo a la Comedia, pues está Vd. a menudo allá.
Todo lo dicho de María, secreto.
Un abrazo de su entusiasmado amigo que le quiere mucho

Leopoldo Alas