ID: 00000081
FECHA: 16 / 6 / 1891
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RESUMEN:
Alas transmite a Galdós sus opiniones críticas sobre Ángel Guerra. Y le habla de su vida y entorno familiar.
TRANSCRIPCIÓN:
Salinas (Avilés) Agosto 16 – 1891 Sr. Don Benito Pérez Galdós Mi querido don Benito: ayer acabé de leer el tercer tomo de Ángel Guerra. No extrañe que haya tardado tanto en terminar la lectura. Estoy hace más de un mes haciendo una vida estúpido-recreativa que me sienta muy bien, pero me aleja de todas las ideas racionales. Haciendo un esfuerzo, escribiré un día de estos un artículo para el Imparcial acerca de su novela. Allí verá Vd. mi opinión en extremo. No quiero repetirme. Es claro que la novela resulta lo que yo esperaba, todo un mundo nuevo de la imaginación de Vd. Tiene mucha más miga de la que puede penetrar el buen Urrecha, y hasta me temo que yo mismo (modestia aparte) he de dejar algo sin comprender del todo. Me asusta Vd. metido en honduras cristianas con ese positivismo singular de su musa de Vd. No sé, en definitiva, que piensa Vd. del cristianismo y aún de espiritualismo... Pero, en fin, ya hablaremos. El final, q[ue] era dificilísimo, es magnífico; de un naturalismo [subrayado] de primera. Cosi va il mondo[subrayado] efectivamente. Antes de continuar diciendo majaderías lo dejo. ¿No es más sencillo decir que hoy por hoy tengo la cabeza de corcho y no estoy para filigranas críticas? Domine, non sum dignus de hablar hoy de Ángel Guerra. Lea Vd. El Imparcial de uno de los próximos lunes y acaso allí no esté yo tan disparatado. Le envío a Vd. el retrato de mis dos hijos (tengo además una hija de diez meses). El mayor, Leopoldo, es muy bueno y me temo que ya es novelista sin decirlo. El segundo /Adolfo/ de color de oro y gules, es el mismísimo diablo. Hoy decía: ─Quiero manteca, si no la hay... Me da rabia terminar esta carta sin poder decir lo muy bien que me parece Ángel Guerra y por qué me lo parece; pero es imposible, no dirías más que bobadas. Vea Vd. la vida que hago: dormir mucho, nadar, comer, jugar al monte y bailar rigodones. Suyo siempre Leopoldo Alas