ID: 00000047
FECHA: 15 / 3 / 1844
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RESUMEN:
Alas, tras acusar recepción de Tormento, Las vengadoras y una carta de Pereda, expone juicio crítico amplio sobre el naturalismo y algunas novelas y autores; y declara sintonías y desacuerdos. Declara sentirse bien en la paz familiar.
TRANSCRIPCIÓN:
Sr. D. Benito Pérez Galdós Mi muy querido amigo: No puede Vd. figurarse con que placer leí su carta que me anunciaba Tormento, que llegó en efecto al día siguiente. Al mismo tiempo recibí carta de Pereda que me pregunta por Vd. y por su libro, y recibí Las Vengadoras de Sellés. A Vd. pensaba yo escribirle un día de estos. Mucho me alegra que Vd. se encuentre animado a que vayan saliendo otras muchas cosas, eso es lo que hace falta que Vd. escriba mucho. Aun no he leído Tormento, no he hecho más que mirar las hojas intonsas, como dice M. Pelayo, y así, a salte de página he visto cosas hermosas, como a Ido metido a novelista de Felipe II. Me dice Vd. que le dé mi opinión con franqueza; así se hará. “Franqueza que Vd. no ha usado nunca conmigo” añade Vd. y eso ya está mal. Siempre he sido franco con Vd. Admiro sus obras francamente, y creo que vale Vd. como novelista mucho más de lo que Vd. mismo se figura. Ha dicho Vd. muchas cosas que, yo creo que ni Vd. mismo sabe que las ha dicho. Por ejemplo cuando yo hablé con Vd. de Marianela creí comprender que a Vd. mismo no le había hecho pensar después muchas cosas que puede hacer pensar. En el doctor Centeno, que por la circunstancia de ser prólogo de una serie, cierta parte del público creyó incompleto, yo vi cosas admirables: por ejemplo las relaciones de Miquis y Felipe, sobre todo en el asunto del drama; todo aquello es novela de verdad, es eso que llaman naturalismo y otras muchas cosas que no le llaman nada y son las principales. Los dos únicos novelistas vivos que me gustan en absoluto son Vd. y Zola. ¿Qué le falta a Vd.? Muchas cosas que tiene Zola ¿Y a Zola? Muchas que tiene Vd. ¿Y a los dos? Algunas que tenía Flaubert ¿Y a los tres? Algunas que tenía Balzac. ¿Y a Balzac? Otras que tienen Vds. tres. Pero eso ¿es faltar? No, eso es ser finito, eso es ser quien se es. Pero fuera de ese defecto no encuentro otro que sea digno de mención. Yo creo firmemente que es Vd. el mejor literato de España, el primer artista; esto lo creen otros muchos amigos míos, literatos unos, cualquier cosa otros, porque yo ando con fariseos y publicanos. ¿Qué le hemos de hacer? ¿O quiere Vd. que haga yo mis críticas como esos sietemesinos a quien Vd. alude que concluyen v. gr. “Es esto decir que la obra que tenemos el gusto de analizar no tenga ningún defecto? De ningún modo. Al fin el autor es hombre, y como tal puede equivocarse. “Homo sum etc. “ Vuelva Vd. por otra. He leído “Las Vengadoras”. Creo en la cábala, creo que la obra se hubiera recibido mal de todas suertes, y que se ha recibido mal por lo bueno que contiene. Creo que vale más mucho más que la Pasionaria; como la obra de la discreción y el verdadero talento tienen que vales incomparablemente más que los productos de la nulidad con honores de medianía, o sea la medianería honoraria,... pero “Las Vengadoras” tampoco son un buen drama ni mucho menos. Por de pronto de naturalismo no hay allí más que un noble deseo del autor y algunas franquezas; todo esto le honra, pero no salva el drama. Aquello no es una imitación del mundo (aparte la verosimilitud indudable de las aventuras) ni siquiera de los libros naturalistas, es una imitación de las comedias de Dumas y Gordon con rasgos y efectos casi tomados del teatro de esos señores. El lenguaje es como el de las otras comedias de Sellés, lo que más prueba su habilidad y talento y lo que más estropea el efecto de realidad. Son las mismas redondillas del [¿Nacho?] y ese discurso con los consonantes deshechas... Aquellas sentencias sin fin, unas buenas, otras vulgares, algunas falsas, son todas casi inoportunas allí. Todo esto es verdad, pero Sellés merece calurosa defensa por su propósito y por la virtualidad de su talento, que ahí queda para intentos más afortunados y de igual plausible condición. Es claro que irrita que se hable de la apoteosis [subrayado] de Cano (ni Cano ni los que lo han dicho saben lo que es apoteosis) y que a Sellés se le haya hecho tan fría injusticia dejándole sin un aplauso. Con Pereda me he puesto en relación porque él me escribió dándome las gracias por un artículo de El Día acerca de Pedro Sánchez. Se ve en la carta de Pereda un hombre que vale mucho, que tiene corazón y que se parece por dentro algo a Vd. No puede Vd. figurarse lo que fortifica mi ánimo que hombre como Vd., Pereda, Campoamor, Emilia Pardo [subrayado], Valera, Echegaray, M. Pelayo, Gz. Serrano y otros pocos aprecien en algo mi opinión; esto me anima para despreciar la discreción de Imparciales y demás gente menuda (algunos, falsos amigos) que no transigen conmigo porque no quiero ser de esa pandilla. Los que más me revientan son los naturalistas de café. El querer serlo es ser enfant terrible. ¡No decía uno de ellos que ya estaba bastante discutido el naturalismo! ¡Santo Dios, como si fuera un voto particular! De Oviedo no pienso salir (a no ser por temporada) en algunos años. Hago una vida de hombre bueno, que me sienta muy bien. Mi mujer y mi hijo (seis meses) mi casita con luz, aire, techos altos y vistas a la nieve de Morcín; por café la casa de mis padres, que ambos viven; en el casino billar, en cátedra algún discípulo listo, y libros de Vds. y trabajo mío. No es mal lote. De cuando en cuando escríbame. ¬¬– De Tormento hablaré en el Día en cuanto concluya unos artículos acerca de los Poetas en el Ateneo. Le quiere tanto como le admira, y viceversa su apasionado amigo Leopoldo Alas Oviedo – 15 –Marzo – 84